martes, abril 20, 2010

Procrastination from Johnny Kelly on Vimeo.




Imagina que te elevas hacia una dimensión llena de luz, tibia y seductora que para ser percibida debes tener los ojos cerrados. Mientras te elevas la sientes tan confortable que los músculos se relajan y la mente comienza a divagar brincando eufórica de nube en nube por un tiempo prolongado hasta agotarse y alcanzar un estado de relax y un letargo que va en aumento hasta silenciar a tu testaruda conciencia y adormece tu corazón al punto de que pareciera que ya no latiera más. Y te quedas allí, flotando en el sumo placer de la despreocupación, como si hubieses vuelto a la seguridad de la barriga materna alimentado por un cordón umbilical.

Pero llega día en el que los ruidos de lo que parece ser un derrumbamiento te obligan a abrir los ojos y horrorizado te das cuenta de que estas flotando en una burbuja llena de aire turbio viciado de tu propia y maloliente autocomplacencia, distingues en el exterior a la vida cayéndose a pedazos a tu alrederor hacia la negrura de un abismo desde donde los decibeles de una estridente voz resuenan amenazando con reventar la burbuja que te sostiene y te convocan a dejarte caer alegando engañosamente que ya estas muerto.

Procrastinación. Tan sutil, que todo lo recientemente dicho pareciera una exageración, y tan mortal, que de hecho no lo es. Evítenla a toda costa.

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