Hace más de un año un alcalde me preguntó qué era la web 2.0. Algo había leído en un reportaje y sus hijos le hablaban de cómo ciertos políticos se atragantaban tratando de entrar a Facebook y subir videos a Youtube. La pregunta en sí ya es un gran adelanto para una autoridad local. La misma se la deben haber hecho cientos de políticos durante 2008, especialmente cuando Leonardo Farkas reventó el concepto, con un equipo de asesores bastante ocurrentes, que ahora se lanzaron a ofrecer combos, promos y paquetes de política 2.0 al multicolor mercado nacional.
Le expliqué al edil algo que no para todo el mundo es tan obvio. Que en la web 2.0, a diferencia de lo que pasaba en internet hace más de siete años, los usuarios han tomado más protagonismo. Suben contenido, intercambian información y dan su opinión. Todo en un ambiente bastante democrático y libre. Pero no por eso, menos comercial. Y hay dos conceptos claves en este nuevo panorama: La “participación” y la “colaboración” de los ciudadanos conectados. “Justamente dos cosas que le falta a la clase política nacional”, agregué de manera irónica.
En la actualidad hemos visto como el ya lugar común “2.0” se ha tomado las estrategias de propaganda y comunicaciones de los candidatos. Ya no son sólo un grupo de locos que subían sus fotos o escribían en un blog. Ahora, nuestros dirigentes se lo tomaron en serio. Básicamente porque está de moda. Pero una estrategia de propaganda estilo web 2.0 es mucho más que hacer un perfil en Facebook, crear un canal en Youtube, armar galerías en Flickr y dar sesudas opiniones en un blog. De hecho estos sitios, junto a muchos otros, son nada más que el instrumento de la estrategia. En otras palabras, son los muros, los postes de luz y las plazas con carteles, pero llevados a internet. Son los puerta a puerta digitales. Pero bajo ellos, hay algunos puntos esenciales que debería tomar en cuenta un político que realmente quiera entender y llegar al tuétano de la fibra digital.
-Evitar usar el término web 2.0 y sus derivados. La inteligencia digital no es tonta. Se da cuenta de forma muy sagaz cuando le están vendiendo algo que está de moda. Sí. Quizá le resulte con muchos grupos de inmigrantes digitales. Pero quienes pasan un mínimo de tres horas conectados al día van, a la larga, a olvidar el mensaje. Para qué hablar de los nativos digitales. Cero posibilidad.
-Confeccionar una estrategia en 360 grados. O sea, utilizar de forma coordinada todas las herramientas colaborativas. Como si fuera una orquesta. Para esto es importante definir muy bien el público objetivo. Si quiere llegar a los más jóvenes no use LinkedIn. Mejor Fotolog. Si su segmento esta poco conectado, intente más con los blogs, una página web, algo de Facebook y quizá una buena campaña por correo electrónico. Si tiene que llegar a gente más profesional, piense bien los pasos en la web. Puede ser algo de Twitter y también los blogs. No se vaya a equivocar. No pretendo dar una asesoría en este párrafo. Sólo aconsejar que sabiendo elegir bien las tuercas y engranajes, el Reloj 2.0 anda muy bien.
-Llegar a los ciberlíderes. Cualquier experto en comunicación estratégica y/o propaganda, sabe que es clave enfocarse en ciertos líderes de opinión. Incluso, los “rostros” (especialmente televisivos) venden mucho mejor a un candidato que él mismo. Bueno. Internet también tiene sus propios líderes online. Que están incrustados principalmente en la blogósfera. Existen líderes políticos, líderes tecnológicos, líderes sociales y “amigos de todo el cibermundo”. Hay líderes en materias sumamente específicas y otros que abarcan de todo. En ocasiones, los líderes se mueven también en los foros y comunidades virtuales (próximo párrafo). Si uno de estos líderes escribe o aconseja algo en su blog, lo más probable es que cientos e incluso, miles de personas le hagan caso ciegamente. Incluso, algunos de los más influyentes no tienen nombre. Usan un nickname (seudónimo) que representa a su avatar (personalidad virtual). Estos líderes poseen, a mi gusto, una validación bastante más consistente y duradera que muchos líderes tradicionales. Y nunca se debe menospreciar su nivel de influencia. Esto lo entendió tempranamente el senador Fernando Flores al crear su blog hace varios años. Además fue uno de los que ideó Fundación País Digital, Atina Chile y la red de Diarios Ciudadanos. Para muchos, considerados en un principio, más como una estrategia de posicionamiento político que como una nueva forma de pensar digitalmente a la sociedad. Y Atina funciona mucho con el concepto de líderes online.
-Entender a las comunidades virtuales. Éste es quizá el punto más relevante y el que menos utilizan los políticos en el nuevo panorama de internet. Para los que no están familiarizados con el concepto de ciberactivismo o de la fuerza que poseen las comunidades virtuales, recomiendo empezar por el libro “Multitudes Inteligentes” de Howard Rheingold. Esta idea se basa en los Smart Mobs. Movimientos de cientos, miles o millones de personas a través de internet. La clave está en la utilización de todas las herramientas colaborativas disponibles en la denominada web 2.0 y en general, de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TICs). Algunos guiños ya se han visto en Chile. Por ejemplo, con la Revolución de los Pingüinos (2006). Donde los estudiantes utilizaron de forma sabia y natural sus celulares, los correos electrónicos, mensajeros instantáneos, foros y blogs para organizarse. La campaña “Mi Primer PC pero de verdad” es otro caso. También se pueden apreciar estos movimientos en sitios más formales como Neutralidadsi.org, Liberaciondigital.org o el movimiento Patagonia Sin Represas. Pero es cosa de ponerse a investigar para entender y conocer cientos de comunidades que se mueven con una ecología digital envidiable. Minúsculos ecosistemas que se agrupan para tareas específicas o grandes causas. Y que… efectivamente tienen consecuencias en el mundo físico.
Sin embargo, quizá estas comunidades, estos líderes y estos espacios virtuales son lo que son porque aún no se han involucrado los fines políticos. O bien, se están generando nuevos esquemas en la manera de hacer política que muy pocas autoridades y partidos son capaces de entender. Principalmente porque la web 2.0 no es sólo un producto de marketing (aunque el nombre sí lo sea). Es una experiencia que hay que vivirla. Por suerte, estas líneas también la pueden leer inteligentes cibernautas que darán la voz de alarma cuando algo extraño entre en sus comunidades.
viernes, junio 05, 2009
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