Yo seré su mamá

Mucha gente nos pega o nos escupe cuando nos ve pedir dinero en las calles. Nos dicen que somos unos ladrones y que no tenemos derecho a vivir.

Nadie nos defiende. Nadie dice que los niños no hemos nacido para vivir, crecer y morir en las calles. Nadie dice que los niños necesitamos cariño y ternura. Nadie dice que estamos solos y abandonados. Nadie nos extiende su mano o nos habla de esperanza o de futuro.

Tampoco hay nadie que juegue con nosotros.

Por las noches nadie viene a taparnos mientras dormimos en el duro suelo de las alcantarillas, ni nadie nos cura cuando nos muerde una rata, ni nadie nos consuela cuando lloramos.

¿Porqué hay gente que tiene mucho y no le importan los que no tienen nada?

¿Porqué hay tanta gente que sabe cómo estamos y no les importa?

¿Por qué hay gente a la que no le importan los niños?

Yo no seré nunca grande, pero si lo soy, les diré a todos los niños que vea que vengan conmigo, que yo seré su mamá.

Donde estas mama ?

Su nombre es muy hermoso: Azucena. Tiene pocos años, quizás siete, pero en realidad nadie lo sabe seguro. Azucenita es mi amiga preferida. Siempre está sonriente y contenta. Si llueve, salta sobre los charcos y se ríe. Si no llueve, le habla a las nubes y se ríe. Si hay comida se la come muy rápido y después se ríe. Si no hay comida, nos guiña un ojo, nos pellizca en la oreja y después, como siempre, se ríe. Es tierna, infantil, alegre y muy bonita.

¿Porqué está en las calles?Azucena nos explica que su padre y su madre están trabajando mucho en un hotel, cerca del mar, porque quieren tener una casita para que puedan vivir todos juntos. La verdad es diferente. Su padre les abandonó poco después de su nacimiento y su madre, que siempre estaba atrapada por la bebida, murió atropellada.

Una vecina se hizo cargo de Azucena, pero comenzó a utilizarla para pedir dinero en las calles. Cuando Azucena descubrió que el dinero se lo podía quedar ella, decidió quedarse a vivir en las calles.

En las calles se divierte, juega, pide dinero y se ríe mucho. Pero cuando llega la noche, en el rincón de la cloaca donde dormimos, cuando todo está profundamente oscuro y negro, unas lágrimas resbalan silenciosas por sus mejillas y unas palabras pronunciadas en voz baja salen de sus labios. ¿Qué palabras son?

“¿Dónde estás mamá?”

Pajarillo

Niños en marginación.


“Pajarillo” ha muerto. Su cuerpecito lo encontraron enterrado debajo de una montaña de ladrillos. Dicen que murió de hambre, pero yo sé que le hirió la pena y le mató la soledad.

Hoy hemos ido a verle al cementerio viejo. Lo enterraban en la fosa común, en un ataúd con otro niño que murió ahogado en las cloacas. Nos han dejado darle un último beso y hablarle, y yo le dije, como pude, al oído: “Pajarillo”, mi niño, ahora por fin puedes ya volar”.

Hay algo que pasó, que no sé si escribirlo, pero para que no piense luego que ha sido un sueño, lo pondré. Me pareció que cuando enterraban a “Pajarillo”, un gorrión muy pequeñito salía volando, rápido y alegre, del interior de su cuerpecito.